lunes, 3 de octubre de 2011

Los soviéticos se enfrentan a los Panzer con perros suicidas - 03/10/1941.

Camaradas,

Los soldados de infantería de la 3ª División Panzer, que se han adelantado hasta primera línea como refuerzos, marchan encaramados a los vehículos blindados y tanques. ¿Por qué andar si pueden marchar sobre ruedas?

Un vehículo blindado de reconocimiento SdKfz 234 Puma del Panzergruppe Guderian (tal y como indica la "G" pintada en su carrocería) rueda por un camino ruso junto a un pastor alemán.  El pobrecito no es uno de esos "terroristas caninos" que han adiestrado los bolcheviques.

El Teniente Lohse se encuentra en la cabeza de la columna, dentro del vehículo de mando de la 1ª Compañía. "Atento a los perros, Eikmeier", le dice a su conductor. "¿Perros, señor?" pregunta sorprendido el cabo. "¿Porqué lo de los perros, Herr Leutnant?" inquiere igualmente el Cabo Ostarek, el ametrallador. Lohse se encoge de hombros. "Tres prisioneros rusos fueron capturados ayer por el Regimiento, cada uno con un perro. En el interrogatorio dijeron que formaban parte de una unidad especial de Moscú que emplea cargas de demolición contra los tanques." Ostarek se rió. "Ésa es la historia más loca que he escuchado en mucho tiempo." Lohse levanta las manos exculpándose. "No lo habría mencionado si el comandante del regimiento no nos hubiese advertido personalmente al Capitán Peschke y a mí. En cualquier caso, no digaís que no os lo dije. "

El Führer con su perrita Blondi, que Martin Bormann le ha regalado este año.  El Führer, hombre de gran corazón, jamás emplearía a los animales en operaciones suicidas.  De hecho, el régimen Nacional Socialista ha desarrollado las primeras leyes de protección animal de toda la Historia.

Los vehículos atraviesan una vasta llanura. Por la izquierda llega el tartamudeo de las ametralladoras rusas: las primeras posiciones soviéticas se encuentran a lo largo del límite de un pueblo. El estallido de los cañones antitanque de 3,7 cm se mezcla con el traqueteo de las ametralladoras. Los soldados de infantería se bajan de los vehículos y avanzan a pie entre los tanques y los transportes blindados de infantería. Las granadas de mano se deslizan al interior de los sacos de campesino que llevan los soldados. Un vehículo atraviesa una valla de madera. Avanzan con cautela. El Sargento Dreger con su metralleta mantiene gachas las cabezas de los rusos. De pronto Eikmeier grita: "¡Un perro!" Un Dobermann llega trotando. A su espalada lleva una extraña mochila. Antes de que Ostarek pueda siquiera balancear su metralleta, el Capitán Peschke desde un vehículo a 30 metros de distancia apunta su carabina. El perro todavía pega un salto más antes de derrumbarse.

En ese momento el Cabo Millier: "¡Atención, allí hay otro!" Un perro pastor, un hermoso animal, se acerca trotando con cuidado. Ostarek dispara. Demasiado alto. El perro levanta su cola y está a punto de dar la vuelta. Se oyen voces rusas gritándole, y el animal de nuevo se dirige directamente hacia el vehículo de Lohse. Todo el mundo dispara, pero el único que acierta al animal es el Cabo Seidinger con su fusil ruso capturado de disparo rápido, un arma automática que funciona por presión de gas. "Envíe una advertencia por el radio-teléfono Millier, acerca de esos perros," ordena Lohse. Y en seguida lo escuchan en todos los vehículos: "Dora 101 a todos. Cuidado con los perros-mina."

Un perro suicida se dirige hacia los bajos de un T-34 soviético durante su adiestramiento.  Nótese la mochila explosiva y la vara detonadora.

Perros-mina - un término acuñado de improviso. Un nuevo término para una nueva y controvertida arma soviética. Sobre sus espaldas estos perros llevan dos mochilas de lino cargadas de alto explosivo o minas antitanque. Una vara de madera de unos diez centímetros de longitud actúa como detonador mecánico. Los perros han sido entrenados para correr bajo los tanques. Si la vala se dobla o se parte, la carga explota.

Escuela militar soviética de adiestramiento canino.  1931.

La 3ª División Panzer ha tenido suerte en su encuentro con estas minas de cuatro patas de la Compañía de Infantería Ligera de Moscú. El arma soviética ha tenido el mismo poco éxito en el sector de la 7ª División Panzer, pero la 18ª División Panzer del General Nehring ha tenido menos suerte. Los tanques han aplastado las posiciones y las defensas antitanque soviéticas en el extremo este de una población rusa. Las unidades de infantería motorizada han irrumpido en su interior. La 9ª Compañía del 18º Regimiento Panzer ha entrado por el extremo norte y atraviesa un inmenso campo de maíz. Algunos otros cañones antitanque son silenciados. Ya no hay más disparos. Los comandantes de los Panzer se apoyan en sus torretas. El comandante de la compañía acaba de dar la señal: "Acérquense a mí por la derecha. Alto. Apaguen los motores." Las escotillas están abiertas. En ese momento, dos perros pastor llegan corriendo a través del maizal. Los sacos planos sobre sus espaldas son claramente visibles. "¿Qué demonios es eso?", pregunta asombrado el operador de radio. "Perros mensajeros, supongo; o quizás perros del cuerpo médico," sugiere el artillero. El primer perro se dirige directo al primer tanque. Se desliza entre sus orugas. Un resplandor de luz, un estallido ensordecedor, surtidores de barro y suciedad, nubes de humo, una explosión cegadora. El Sargento Vogel es el primero en comprenderlo. "El perro," grita; "¡el perro!" El artillero ya ha sacado su pistola de 8 mm. Dispara al segundo perro. Falla. Dispara de nuevo. Otro fallo. Una metralleta escupe desde el tanque Nº 914. Ahora el animal se derrumba con las patas dobladas. Cuando los hombres lo alcanzan el perro todavía está vivo. Una bala de pistola pone fin a su sufrimiento.

Desfile militar en la Plaza Roja.  1 de mayo de 1938.

Los escritos soviéticos guardan silencio acerca de este arma diabólica - el perro mina. Pero no hay duda de su empleo, especialmente dado que también es mencionado por los diarios de guerra de otras formaciones como, por ejemplo, la 1ª y 7ª Divisiones Panzer. De los interrogatorios a los perreros capturados por la 3ª División Panzer se sabe que la Compañía de Infantería Ligera de Moscú dispone de 108 perros-mina. Han sido entrenados con tractores. Se les ha alimentado sólo debajo de los tractores con los motores funcionando. Si no eran capaces de comer allí, los perros no comían en absoluto. También son enviados a la acción hambrientos, esperando que el hambre les llevará bajo los tanques. Sin embargo, en lugar de comida hallan la muerte. Lo cierto es que la Compañía de Infantería Ligera de Moscú no está teniendo mucho éxito con esta nueva arma. Muy pocos perros pueden ser entrenados para soportar el ruido de un tanque. Ésa, presumiblemente, es la razón por la cual los perros-mina apenas podrán ser empleados de manera generalizada.

Der Führer würde nie einen Hund töten!
Tod dem Bolschewismus, Tier Mörder!

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