miércoles, 10 de agosto de 2011

Roosevelt y Churchill celebran un conciliábulo en Terranova - 10/08/1941.

Los dos señores del capitalismo, codo a codo.

Camaradas,

El acorazado británico HMS Prince of Wales, con el Primer Ministro Winston Churchill a bordo, llegó ayer a la Bahía Placentia en Newfounland (Terranova), Canadá, escoltado por los destructores HMS Ripley, HMCS Assiniboine y HMCS Restigouche. Hace dos días hizo lo propio el Presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt a bordo del crucero pesado USS Augusta. Estos dos siniestros personajes se disponen a emprender una serie de jornadas de conferencias de las que, no nos cabe duda, nada bueno podrá resultar.

En el día de ayer se produjo la primera toma de contacto; Churchill subió a bordo del USS Augusta y los dos siervos del capitalismo almorzaron y cenaron juntos antes de que Churchill regresara de nuevo al HMS Prince of Wales, que todavía exhibe muchas de las dentelladas que le propinó el acorazado Bismarck el pasado mayo.

Servicio religioso a bordo del Prince of Wales.

Hoy, el Presidente Roosevelt ha sido el invitado a bordo del acorazado británico como huésped de Churchill, donde ha asistido a un servicio religioso. Durante la noche, Churchill ha vuelto a cenar en el crucero USS Augusta. El Subsecretario de Estado Sumner Welles, presente en las conversaciones, ha escrito el siguiente memorándum:


Memorándum de las Conversaciones, por el Subsecretario de Estado (Welles).

En el mar, 10 de agosto de 1941.

Acompañé al Presidente esta mañana para asistir a los servicios religiosos y al almuerzo que el Primer Ministro celebró para el Presidente a bordo del Prince of Wales. Sir Alexander Cadogan me dijo antes del almuerzo que de acuerdo con la conversación que había tenido lugar entre el Presidente, el Primer Ministro, Sir Alexander y yo mismo en el barco del Presidente anoche, había realizado dos borradores que cubrían las declaraciones paralelas y simultáneas por parte de los Gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña en relación a la política japonesa en el Pacífico y acerca de una declaración conjunta a ser hecha por el Preidente y el Primer Ministro cuando su actual reunión haya terminado. Los dos borradores rezan lo siguiente:


Churchill y Roosevelt, Roosevelt y Churchill, preparándose para la guerra.

Borrador de Comunicaciones Paralelas al Gobierno Japonés.

Declaración por parte del Gobierno de Estados Unidos de que:
1. Cualquier nueva intromisión del Japón en el Pacífico Sudoccidental produciría una situación en la que el Gobierno de Estados Unidos estaría obligado a tomar contramedidas incluso si éstas pudieran conducir a la guerra entre los Estados Unidos y Japón.
2. Si cualquier tercera Potencia es objeto de la agresión del Japón como consecuencia de tales contramedidas o de su apoyo a ellas, el Presidente tendría la intención de obtener la autoridad del Congreso para proporcionar ayuda a dicha Potencia.

Declaración por parte del Gobierno de Su Majestad de que:
1. Cualquier nueva intromisión del Japón en el Pacífico Sudoccidental produciría una situación en la que el Gobierno de Su Majestad estaría obligado a tomar contramedidas incluso si éstas pudieran conducir a la guerra entre Gran Bretaña y Japón.
2. Si cualquier tercera Potencia es objeto de la agresión del Japón como consecuencia de tales contramedidas o de su apoyo a ellas, el Gobierno de Su Majestad proporcionaría toda posible ayuda a dicha Potencia.


Churchill pasea por la cubierta del Prince of Wales, quizás soñando con puros (o botellas de güisqui) del tamaño de esos cañones.

Mantener informado al Gobierno Soviético. Habrá que considerar si debería ser presionado para efectuar una declaración paralela.

El borrador de la declaración conjunta que se propone reza así:

El Presidente de los Estados Unidos de América y el Primer Ministro, Señor Churchill, representando al Gobierno de Su Majestad en el Reino Unido, estando reunidos para resolver y concertar la manera de obtener la seguridad de sus respectivos países ante la agresión de la Alemania Nazi y de los peligros de todos los pueblos que se deriven de la misma, consideran adecuado hacer saber ciertos principios que ambos aceptan como guía en el encuadre de su política y sobre los cuales basar sus esperanzas para un mejor futuro para el mundo.

Primero, sus países no buscan ninguna ampliación, territorial o de otro tipo.
Segundo, desean que no se produzcan cambios territoriales que no estén de acuerdo con los deseos libremente expresados de los pueblos implicados.
Tercero, respetan el derecho de todos los pueblos a escoger la forma de gobierno bajo la cual vivirán; sólo les preocupa defender los derechos de libertad de expresión y de pensamiento sin los cuales dicha elección sería ilusoria.
Cuarto, lucharán para conseguir una distribución justa y equitativa de la producción esencial no sólo en el interior de su jurisdicción territorial sino entre las naciones del mundo.
Quinto, buscan una paz que no sólo acabe para siempre con la tiranía Nazi sino que mediante una efectiva organización internacional permita a todos los Estados y pueblos vivir en seguridad dentro de sus propios límites y de atravesar los mares y océanos sin miedo de asaltos ilegales o requieran de hacerse con costosos armamentos.


El destructor USS McDougal, que transporta a Roosevelt en sus idas y venidas desde el crucero USS Augusta, atracado junto al HMS Prince of Wales.

Mientras abandonaba el barco para acompañar al Presidente de vuelta a su buque insignia, el Señor Churchill me dijo que le había dado al Presidente copias de estos documentos. Me expresó su creencia en que alguna declaración por el estilo de la que había bosquejado respecto al Japón era de la mayor importancia en su opinión, y que no creía que quedaba mucha esperanza a menos que los Estados Unidos realizasen una tajante declaración que impidiese al Japón expandirse más hacia el sur, en cuyo caso evitar la guerra entre Gran Bretaña y Japón sería casi imposible. Exclamó de la manera más enfática que si estallaba la guerra entre Gran Bretaña y Japón, Japón inmediatamente estaría en posición mediante el empleo de su gran número de cruceros de capturar o destruir toda la flota mercante británica en el Océano Índico y en el Pacífico, y de interruptir el tráfico marítimo entre los Dominios Británicos y las Islas Británicas a menos que los propios Estados Unidos entrasen en la guerra. Ha abogado por que una declaración de estas características en las que participasen los Estados Unidos, Gran Bretaña, los Dominios, Holanda y posiblemente la Unión Soviética, definitivamente contendría al Japón. Si no se hiciera esto, el golpe que recibiría el Gobierno Británico sería casi decisivo.

Sumner Welles.

Es lebe die Achsenmächte!
Es lebe die Neue Ordnung!

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