martes, 7 de septiembre de 2010

Comienza el Blitz de Londres - 07/09/1940.



Camaradas,

El día de ayer fue una auténtica pesadilla para la RAF. Seis de los siete aeródromos del sector del Grupo 11 de Caza recibieron daños considerables y cinco de las bases aéreas avanzadas a lo largo de la costa de Kent quedaron malparadas. De nuevo, las pérdidas de aviones han excedido la producción inglesa y su fuerza de pilotos ha quedado por debajo de los 700 hombres.

La Luftwaffe da comienzo hoy a la fase más definitiva de la Batalla de Inglaterra.

La Luftwaffe ha machacado a la RAF sin descanso y la victoria está finalmente a su alcance. Los británicos temen que la invasión terrestre llegue en cualquier momento y la alerta ya ha sido dada a las estaciones militares. “Todo lo que podemos hacer ahora es rezar a Dios, porque sólo un milagro puede salvarnos…” Hugh Dowding, jefe británico del Comando de caza.

08:30: Una tranquilidad inquietante domina las pantallas de radar de los operadores británicos emplazados en la costa sur de Inglaterra. A pesar del cielo despejado, no hay ni rastro del enemigo.

10:30: Al otro lado del Canal, Göring, el Comandante del II Fliegerkorps Bruno Loerzer y Albert Kesselring conducen a través del paisaje francés hacia la localidad de St Omer. Göring quiere ser testigo en primera línea del ataque más poderoso que jamás haya recibido Gran Bretaña.

De camino a su destino, encuentran tiempo para detenerse en una de las estaciones de caza de la Luftwaffe y celebran un desayuno con los pilotos, con quienes Göring alterna distendidamente y a quienes les habla de sus tiempos de piloto de caza, cuando los combates tenían lugar en biplanos de cabina abierta.

Göring rodeado de pilotos.  “Éste es un momento histórico. Como resultado de los provocadores ataques británicos sobre Berlín las noches pasadas, el Führer ha decidido ordenar que se aseste un golpe poderoso a modo de represalia contra la capital británica del Imperio Británico. He asumido personalmente el liderazgo de este ataque y hoy he escuchado sobre mí el rugir de los victoriosos escuadrones alemanes. "

Después, la procesión de vehículos compuesta de tres Mercedes escoltados por policía en motocicleta se abren paso hasta el Cabo Blanc Nez. El mayor asalto aéreo de la Historia está a punto de comenzar.

13:00: Mientras los británicos holgazanean en sus bases aéreas, el personal de tierra de la Luftwaffe desarrolla una actividad frenética poniendo a punto a todos los aviones, cargando bombas y municiones y revisando motores y armas.

14:00: Göring y sus acompañantes toman sitio en el borde del acantilado. Todo el mundo está relajado y sonriente, un tanto expectantes ante el espectáculo que se avecina. De pronto, en la distancia, se escucha el sordo zumbido de motores procedente del sur. Después, los mismos sonidos se escuchan al norte, aunque todavía no puede verse nada. Al cabo de unos diez minutos, uno de los oficiales señala al sur. La primera de las enormes formaciones se puede atisbar a duras penas sobre las montañas detrás de ellos. Todos los ojos se encogen, algunos se ponen de puntillas y estiran sus cuellos para captar la primera ojeada del gran ejército de bombarderos que está a punto de llenar el cielo.

Hermann Göring con Albert Kesselring.

14:20: A medida que cientos de bombarderos forman una alfombra de cruces negras sobre el cielo, la sonrisa de Göring se acentúa de oreja a oreja. Excitado, agita el hombro de un oficial a su lado y apunta con el dedo hacia la masa de aviones que los sobrevuela. El ruido es ensordecedor.

Otras formaciones, Heinkels y Dorniers mezclados con Messerschmitts se acercan por el este y a medida que las formaciones principales sobrevuelan la línea de costa francesa sobre la cabeza de Göring, se pueden ver todavía más formaciones sobre el continente al oeste. En este momento, la sábana de bombarderos y cazas cubre un área de al menos 800 millas cuadradas, y Göring apenas puede controlarse mientras la gigantesca formación de rugientes bombarderos se dirige hacia la costa inglesa.

15:40: Los ingleses simplemente no pueden asimilar lo que se les viene encima. Las estaciones de radar emplazadas a lo largo de la costa una a una van detectando puntos y más puntos sobre sus pantallas. Todo el personal es convocado a sus puestos y se envía la alarma a los aeródromos, que no aciertan a poner sus mapas de operaciones los números de bombarderos enemigos que los radares detectan.

Nach London!

16:15: El gigantesco ejército de aviones alemanes se encuentra ahora sobre la costa inglesa y al alcance de los puestos del Cuerpo de Observación, que informa de “más de 100 bombarderos a 20.000 pies” y al cabo “Adición a mi anterior informe… más de 200”. En realidad, un total de 1.100 aviones de la Luftwaffe se dirigen a Inglaterra, con 300 bombarderos, 200 Bf 110s con carga de bombas y 600 Bf 109s de escolta.

Los ingleses movilizan hasta 23 escuadrones. Están convencidos de que la Luftwaffe pretende destruir los aeródromos por completo y que en breve la formación se dividirá en pequeños grupos para atacar distintos objetivos, tal y como han venido haciendo las anteriores jornadas. Los escuadrones de la RAF se dispersan para proporcionar cobertura sobre los castigados aeródromos del sector y la no menos castigada refinería de combustible en Thameshaven.

La Luftwaffe no da cuartel a la RAF.

Un escuadrón de Hurricanes se encuentra con una formación de Dorniers volando a 1.500 pies por debajo. El líder del escuadrón ordena que la mayor parte de los aparatos se lancen contra la escolta mientras él y otro Hurricane ataca a los Dorniers. Abre fuego contra los bombarderos hasta agotar sus municiones y gira en una maniobra evasiva para eludir una horda de Bf 109s que se lanzan contra él y su compañero. Los dos Hurricanes son derribados en un abrir y cerrar de ojos. Sobre la costa de Kent, los bombarderos y sus escoltas se dividen en varios grupos.

Un “Gran Ala” de la RAF compuesta por tres escuadrones es atacada por los cazas Messerschmitt mientras todavía están tratando de ganar altura y no son capaces de entrar en contacto con los bombarderos. Los ingleses continúan pensando que el objetivo de la Luftwaffe son los aeródromos y sus escuadrones de caza sobrevuelan estos.

La Luftwaffe se lanza en masa sobre Londres.

La primera carga de bombas cae sobre los depósitos de combustible en Thameshaven que todavía se encuentran en llamas por el ataque de ayer. Los ingleses no pueden ni acercarse a los bombarderos porque los Bf 109s los superan en una relación de 10 a 1. Más de 300 Heinkels y Dorniers progresan por el Támesis. Continúan hacia Londres en una gran procesión,con diferentes formaciones volando a distintas alturas sin que ningún caza británico les salga al paso. Mientras está gigantesca formación continúa remontando el Támesis, otra gran formación se acerca a Londres por el sur con una fuerza de más de 200 bombarderos con sus escoltas.

Dorniers sobre Londres.

17:30: Una vasta mezcla de Dorniers Do 17, Heinkels He 111 y Junkers Ju 88 dejan caer sus bombas con gran precisión sobre el arsenal de Woolwich en la ribera sur del Támesis a la entrada de los muelles de Londres. La enorme fábrica de Harland y Woolfe es completamente destruida y la fábrica de municiones de Woolwich es así mismo alcanzada. Aquí se fabrican los proyectiles del Ejército; un solo impacto y la pólvora almacenada explota causando que grandes llamaradas salgan despedidas a cientos de metros de altura.

Muelles de Londres.

Otra oleada de bombarderos lanza una lluvia de bombas sobre los muelles reales en el norte de Woolwich, el muelle de la Reina Victoria, el del Rey George V, el muelle Real Alberto y muchos de ellos son reventados de un extremo a otro. Grandes barcos que habían traído suministros son alcanzados y estallan en llamas. Otros muelles importantes en Millwall, justo sobre el muelle de St Katherine junto al Tower Bridge resultan incendiados. Unas 40 millas de almacenes a lo largo del Támesis son alcanzados y arden furiosamente.

Columnas de humo y llamas tras el Tower Bridge.

Pero no sólo los propios muelles los que sufren este ataque nunca antes visto. El área densamente poblada del Extremo Este de Londres es bombardeada con dureza y los barrios de West Ham, Silvertown, Canning Town, East Ham, Poplar, Stratford, Wapping y Whitechapel se ven envueltos en llamas. Fábricas y casas quedan destruidas. Las brigadas de bomberos en todos los suburbios batallan en una lucha perdida que se prolonga durante cuatro horas a medida que oleada tras oleada de bombarderos alemanes llegan y sueltan bombas incendiarias, explosivas, y de acción retardada que explotan al cabo de un par de horas.

“Dios mío, qué demonios está pasando, ya está aquí… estamos perdidos. Las explosiones están por todos lados sin descanso. Bang tras bang tras bang. El tañir de las campanas de los vehículos del servicio de incendios y ambulancias quedan ahogados por las bombas. Se escucha un silbido cuando las bombas caen y una ensordecedora explosión cuando golpean fábricas y casas. El suelo tiembla.” George Turnbull, miembro de la Home Guard.

Después de soltar su carga de bombas, los bombarderos emprenden el vuelo de vuelta. Los ingleses intentan desquitarse atacando a los bombarderos en ese momento, con escaso éxito y sin haber sido capaces de obstruir lo más mínimo los bombardeos. Los cazas de la RAF aterrizan, repostan y despegan una y otra vez. Algunos efectúan hasta cuatro y cinco salidas. Pero no ha terminado ahí la cosa. A las 20:20, mientras muchos de los bombarderos regresan, otra oleada cruza el Canal. Los ingleses apenas pueden distinguirlos en el cielo de la noche.

Destrucción y muerte por doquier.  Ambas pudieron ser evitadas .

A media que cae la noche, los bombarderos aterrizan y sus comandantes entregan sus informes favorables. El resultado de los mismos es enviado a Göring que por fin se siente satisfecho cuando recibe la noticia de la devastación que sus bombarderos han causado, que la mayor parte de Londres está en llamas y que el Extremo Este ha sido totalmente destruido. Göring habla al pueblo alemán a través de la radio alemana y comunica que en el primer ataque desde que él ha estado al frente de la batalla, más de la mitad de Londres se encuentra en ruinas. Se ha asestado un serio golpe… directamente en el corazón del enemigo.

Londres en llamas.  Fotografía de reconocimiento de la Luftwaffe.

El bombardeo se prolonga hasta bien entrada la noche. En total, ha durado siete horas. El tiempo, que ha sido el de un día de verano espléndido, no es acompañado por la esperada puesta de sol hasta que los observadores se dan cuenta de que el resplandor rojizo que ven es el reflejo sobre el cielo de la tarde de las llamas que consumen el Extremo Este de Londres. En total, trescientas toneladas de bombas han sido arrojadas y, para la medianoche, todo el Extremo Este es pasto del fuego. 490 civiles han muerto y 1.200 han resultado heridos. El pánico es tal que algunos informes –falsos todavía- indican que la Wehrmacht ha desembarcado en la costa de Inglaterra.

Bomben auf England!
Bomben auf London!
Sieg Heil!

3 comentarios:

  1. Ve a que te lo miren , anda.

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  2. El desprecio de los vulgares siempre será mi mayor elogio.

    Saludos.

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  3. Uff epico!
    Vine aqui porque estoy leyendo una novela y justo leia este dia.
    Queria saber un poco mas sobre lo que paso ese dia.

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