jueves, 12 de agosto de 2010

La Luftwaffe ataca los radares ingleses - 12/08/1940.

Camaradas,

La Luftwaffe ha introducido hoy un cambio significativo en su estrategia. Todo ha empezado al igual que otros días, con una formación de aviones dirigiéndose hacia el Reino Unido desde Calais. Pero el ataque de hoy es diferente, se trata de una operación de alta precisión por parte de un grupo de dieciséis bimotores Bf 110, cada uno de los cuales lleva una única bomba de 500 kg. Este escuadrón de élite conocido como Erprobungsgruppe 210 y comandado por el Hauptmann Walter Rubensdörffer, que ha dividido su grupo en cuatro grupos de cuatro Bf110s, tiene como objetivo atacar y dislocar el sistema de radar británico conocido como CH - Chain Home.

Bases aéreas y radares principales británicos en el sur de Inglaterra.

Primero, el Hauptmann Walter Rubensdoerffer ha dirigido su formación hacia el oeste en un vuelo rasante para evitar la detección. Entonces, justo al sureste de Beachy Head han virado hacia el norte y se han dirigido hacia Eastbourne y los blancos acantilados de Dover. En un momento concreto, los atacantes han comenzado a ganar altura para bombardear en picado sus objetivos. Los radares británicos han detectado la formación de inmediato, pero han quedado confundidos ante la repentina aparición de dieciséis puntos en sus pantallas.

El símbolo del escuadrón de Rubensdörffer: una diana sobre Gran Bretaña.

“Tu maldito 'punto X de origen desconocido' nos está arrojando bombas, eso es lo que sucede.” Comunica el operador de la estación de radar de Pevensey al Comando de Caza tras recibir éste la confusa detección por parte de la estación de radar de Rye.

El ataque contra las torres de las instalaciones de radar se ha producido de inmediato. En primer lugar, la torre Dover CH ha sido dañada y desconectada. La formación ha continuado hacia Pevensey, después Rye y finalmente Dunkirk. Todas estas estaciones de radar han sufrido daños considerables y han quedado fuera de servicio.

La inconfundible silueta de las torres de radar británicas.

Las estaciones de radar esparcidas a lo largo de toda la costa meridional inglesa son fácilmente distinguibles por los pilotos de la Luftwaffe dado que sus torres de radar destacan en el paisaje costero. Tan visibles, tan vulnerables pero, a la hora de la verdad, han resultado casi inmunes al alto explosivo de nuestras bombas. Aunque nuestros ataques han causado daños considerables y han dislocado las comunicaciones, el golpe de mano de la Luftwaffe no ha conseguido el éxito apabullante que se anticipaba. En efecto, los británicos han llevado a cabo reparaciones de emergencia y han conseguido hacer volver a funcionar la mayoría de estaciones al cabo de algunas horas. No obstante, no han sido todo buenas noticias para los ingleses. Algunas pocas torres sí que han sido derribadas, y en esos casos el precario Cuerpo de Observación va a tener que quedarse como los únicos “ojos” con que los británicos podrán contar para anticiparse a nuestros ataques.

Una posición del Cuerpo de Observación.

Entonces en Dover ha sucedido algo nuevo y terrible para los ingleses. De pronto el silencio ha sido roto por un silbido seco que se ha vuelto más y más alto, entonces se ha producido una gran explosión con ladrillos, madera, suciedad y polvo saliendo despedidos por todos lados. El personal militar y los civiles en las poblaciones de alrededor han quedado impactados porque no había aviones por ningún sitio. Se trata de nada más ni nada menos que de los primeros proyectiles de la artillería de largo alcance alemana. Estos cañones gigantescos emplazados en la costa de Francia, han lanzado sus bombas veintiún millas a través del Canal y han caído justo sober su objetivo.

Artillería de largo alcance dispara a través del Canal.

Walter Rubensdörffer, veterano de la Guerra Civil española y carismático líder del Erprobungsgruppe 210.

A mediodía, el Hauptmann Rubensdörffer ha informado de que su misión ha resultado exitosa al setenta y cinco por ciento y Kesserling, para asegurarse de que la red de radares de la RAF se encuentra sumida en el caos, ha enviado a varios Ju 87 Stukas para atacar varios pequeños convoys situados en el Estuario del Támesis. En ese momento las comunicaciones de la RAF se encuentran, en efecto, al límite, pero uno de los radares, el Foreland CHL, por alguna razón ha logrado escapar del ataque, ha podido informar que dos formaciones de unos 70 aparatos en total se dirigen en la dirección de los convoys “Agent” y “Arena” que en ese momento navegan por el Estuario. Los británicos han enviado un escuadrón de Spitfires y otro de Hurricanes a interceptarlos. No ha sido hoy un buen día por los ingleses. El convoy “Agent” ha sido diezmado por los Stukas y los Hurricanes que han acudido en su ayuda han pagado un alto precio con cuatro aparatos derribados.

Después, una gran formación de bombarderos compuesta de más de 200 aparatos se ha dirigido hacia Brighton a través del canal. El Oberst Dr. Fisser al mando de la formación y él mismo a bordo de un bombardero Junkers Ju 88, ha mantenido el rumbo a Portland dando la impresión que la Luftwaffe iba a repetir el ataque del día de ayer, pero en cuanto los balones defensivos de Portsmouth han quedado a la vista, toda la formación ha virado hacia el norte.

La estación de radar en Ventnor, Isla de Wight.

La importante estación de radar en Ventnor, sobre la Isla de Wight, es el siguiente objetivo de la Luftwaffe. Y al mismo tiempo, las cercanas ciudades de Portsmouth y Southampton.

El Oberst Dr. Fisser dirige su formación al oeste y penetra en el puerto de Portsmouth a través de un hueco en los globos de defensa. Pero Fisser y otros catorce aparatos tienen otros planes y permanecen describiendo círculos en el aire. El fuego antiaéreo desde todos los buques del puerto que disparan a la vez y de los cañones del Ejército en la costa, es muy intenso. Fisser gira al sudoeste, perdiendo altura y ganando velocidad rápidamente hacia el complejo de radar costero en Ventnor.

Allí, en una franja de terreno elevada cerca de la localidad, se encuentran las torres de la estación CH que cubren todo el área central del Canal, cuyas pantallas destellan con las señales de la fuerza principal de Fisser y, como si de la llamada del Destino se tratase, con el destacamento que se dirige directamente hacia ellos. Fisser ni pierde tiempo. Como Rubensdoerffer, quiere atacar e irse cuanto antes, y dirige la nariz de su Ju 88 a las torres y edificios, todas ellas conectadas con un entramado zigzagueante de cemento blanco que habría camuflado el objetivo si la visibilidad no hubiera sido perfecta. Como la mayoría de comandantes de Ju 88, Fisser se aproxima a su objetivo en un ligero picado que proporciona a su apuntador la mejor visibilidad y el mayor tiempo para hacer los últimos ajustes que en un picado pronunciado de 45 grados o más. No hay fuego antiaéreo y Fisser siente que no puede fallar su objetivo con las cuatro bombas de acción retardada y alto explosivo de 250 kg que cada uno de los catorces bombarderos transportan y que están a punto de soltar a la vez sobre su objetivo.

Histórica fotografía obtenida desde uno de los Junkers Ju 88 al explotar las bombas contra Ventnor.

Tras soltar sus bombas, una tonelada más ligero, su avión asciende sobre las pequeñas casas y hoteles esparcidos por la localidad costera y por encima de los acantilados de pizarra en la costa y observa cómo explotan las bombas. Fisser es un veterano de las campañas polaca y francesa que ha arrojado bombas por media Europa, pero nunca ha podido ver una devastación tan concentrada. El objetivo entero está sembrado de nubes blancas y negras, con todavía más que brotan como si se tratara del mismo infierno a medida que gira y asciende a toda velocidad para escapar de la venganza de los británicos.

Por desgracia, los bombarderos del bravo Kommodore Fisser han sido interceptados por varios escuadrones de Spitfires antes de que pudieran abandonar la zona. Fisser ha perdido la vida al mando de su aparato y su Junkers Ju 88 ha resultado derribado. Un caro precio a una gran hazaña.

Entre tanto la plaza de Portsmouth ha sido golpeada duramente. Las bombas han destruido tiendas, edificios y fábricas, los incendios se han desatado en muchas partes de la ciudad y por todos lados hay paredes y techos derribados. Un centenar de civiles han perdido la vida en lo que supone el primer ataque a gran escala contra una población inglesa y una señal de lo que les espera a los que no han querido aceptar la paz.

Cobertura del sistema de radar británico, ahora dislocado.

El radar de Ventnor ha quedado hecho añicos, completamente desmantelado. Las estaciones de radar de Dunkirk, Penvensy, Rye y Dover han sufrido daños considerables y han quedado temporalmente fuera de servicio. Con las estaciones de radar fuera de servicio, la RAF “ha perdido sus ojos”. La Luftwaffe puede iniciar ahora la siguiente fase de la batalla: la destrucción de los aeródromos de la RAF en el sur de Inglaterra. Los primeros tres en la lista son los de Lympne, Hawkinge y Manston.

El aeródromo de Manston, o el “Charlie 3”, como se le conoce, ha sido el primero en ser golpeado a eso de las 13:25. El grupo Erpro210 de Rubensdörffer ha regresado a la acción después de haber atacado las estaciones de radar en Dover y Dunkirk. Esta vez lanzando bombas y ametrallando el aeródromo justo cuando un escuadrón de Spitfires se disponía a despegar para una patrulla rutinaria.

La Luftwaffe, de nuevo al asalto.

Este aeródromo en realidad ha constituido el objetivo principal de la Luftwaffe, puesto que es el más oriental de los aeródromos del sur, además de uno de los aeródromos de hierba que permite que escuadrones enteros despeguen a la vez, lo que les permite interceptar a nuestros bombarderos más rápido que si tuvieran que despegar en fila india, tal y como ocurre con cualquiera de los aeródromos de cemento.

El ataque ha sido una sorpresa total. Entre setenta y ochenta aparatos de la Luftwaffe han caído sobre el aeródromo de Manston y en seguida han comenzado a caer las bombas. Uno de los escuadrones británicos ha logrado despegar a salvo, pero el segundo escuadrón ha tenido una desagradable experiencia al intentar despegar entre bombas explotando a su alrededor. Mientras los británicos se encontraban enzarzados con la mezcla de Bf 109s y Bf 110s, ha llegado una segunda formación de Dorniers comandados por el Oberst Fink que ha arrojado más de 150 bombas de alto explosivo destruyendo hangares, talleres, aviones en tierra. El aeródromo ha terminado atravesado con más agujeros que un campo de golf.

El estado de uno de los hangares de Hawkinge tras el ataque de la Luftwaffe.

El aeródromo de Hawkinge ha sufrido un destino similar con hangares y cuarteles destruidos y veinticinco cráteres grandes y una multitud de pequeños por todo el aeródromo, suficientes para dejarlo fuera de servicio durante varios días. Lympne ha sido igualmente castigado.

En resumen, un día muy ajetreado para la Luftwaffe y la RAF. Importantes instalaciones de radar han quedado destruidas o averiadas, al igual que varios aeródromos importantes del sur de Inglaterra. Si esta estrategia tiene éxito, la Luftwaffe será capaz de alcanzar sus objetivos antes de que la RAF pueda enviar ningún caza para inteceptarlos. En el día de hoy la Luftwaffe ha perdido treinta y un aparatos. La RAF también se ha llevado lo suyo y ha perdido veintidós cazas. ¡Honor y gloria a nuestros muertos!

Es lebe unsere Luftwaffe!

1 comentario:

  1. Exelente documental, suban más de este tipo, en que se expongan los éxitos de la aviación alemana, saludos!

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