jueves, 10 de junio de 2010

Italia entra en la guerra - 10/06/1940.

Camaradas,

Hoy es un gran día.  El día en que los lazos del Eje germano-italiano se consolidan y el día en que dos camaradas marchan juntos bajo el mismo paso.  Pero no eclipsemos a quien realmente merece acaparar hoy todo el protagonismo: Benito Mussolini, el Duce de los italianos.

Benito Mussolini ha pronunciado hoy su épico discurso de declaración de guerra desde el balcón del Palazzo Venezia, en Roma, a las 6 de la tarde.

¡Soldados, marineros y aviadores! ¡Camisas negras de la revolución y de las legiones fascistas! ¡Hombres y mujeres de Italia, del Imperio y del reino de Albania! ¡Prestad atención! La hora señalada por el destino ha sonado en los cielos de nuestra madre patria.

La declaración de guerra ya ha sido entregada a los embajadores de Gran Bretaña y Francia. Vamos a la batalla contra las plutocracias y las democracias reaccionarias del oeste que, en todo momento han obstaculizado el avance y a menudo puesto en peligro la misma existencia del pueblo italiano.

Los acontecimientos históricos recientes pueden resumirse en las siguientes frases: promesas, amenazas, chantaje y, finalmente, para coronar el edificio, el innoble asedio de los cincuenta y dos estados de la Sociedad de Naciones. Nuestra conciencia está absolutamente tranquila. Con vosotros todo el mundo es testigo de que la Italia fascista ha hecho todo lo que ha sido humanamente posible para evitar el tormento que está arrojando a Europa a la hecatombe, pero todo era en vano. Habría sido suficiente con revisar los tratados pero actualizarlos a las necesidades cambiantes de la vida de las naciones y no considerarlos intocables para la eternidad; habría sido suficiente no haber empezado la estúpida política de garantías, que se ha mostrado particularmente letal para aquellos que la aceptaron; habría sido suficiente no haber rechazado la propuesta de paz que el Führer realizó el 6 de octubre del pasado año después de haber terminado la campaña de Polonia.

El Duce durante el discurso.

Pero ahora todo eso pertenece al pasado. Si ahora hoy hemos decidido afrontar los riesgos y sacrificios de una guerra, es porque el honor, los intereses y el futuro lo imponen, dado que un gran pueblo es realmente tal si considera sagrados sus propios deberes y no evita los juicios supremos que determinan el curso de la historia.

Nos alzamos en armas para solucionar, después de haber resuelto el problema de nuestra frontera terrestre, el problema de nuestras fronteras marítimas; queremos romper las cadenas territoriales que nos sofocan en nuestro propia mar, puesto que un pueblo de cuarenta y cinco millones de almas no es verdaderamente libre si no tiene acceso al océano.

Esta lucha gigantesca no es más que una fase en el desarrollo lógico de nuestra revolución, es la lucha de los pueblos que son pobres pero ricos en trabajadores contra los explotadores que mantienen con ferocidad el monopolio de todos los ricos y todo el oro de la tierra; es la lucha de los pueblos fértiles y jóvenes contra los pueblos estériles que caminan al ocaso; es la lucha entre dos siglos y dos ideas. Ahora que la suerte está echada y nuestra voluntad ha quemado las naves a nuestras espaldas, solemnemente declaro que Italia no pretende arrastrar al conflicto a otros pueblos que la bordeen en tierra o mar. Suiza, Yugoslavia, Grecia, Turquía, Egipto, tomad nota de estas palabras, dado que depende de vosotros y sólo de vosotros que se vean o no se vean confirmadas con rigor.

¡Italianos!

En una reunión memorable que tuvo lugar en Berlín, dije que de acuerdo con las leyes de moralidad fascistas, cuando uno tiene un amigo, marcha con él hasta el final. Esto hemos hecho con Alemania, con su pueblo, con sus maravillosas fuerzas armadas. En esta víspera de un evento de alcance centenario, dirigimos nuestro pensamiento a su majestad el Rey y Emperador que siempre ha comprendido al alma de la madre patria. Saludamos con nuestras voces al Führer, la cabeza de la gran aliada Alemania. La Italia proletaria y fascista se levanta en una tercera ocasión, fuerte, orgullosa y unida como nunca antes. La única orden del día es categórica y obligatoria para todos. Ya se extiende y prende los corazones desde los Alpes al Océano Índico: ¡Victoria! Y venceremos, para conceder finalmente un largo periodo de paz con justicia a Italia, a Europa y al mundo.

¡Pueblo de Italia!

¡Acudid a las armas y mostrar vuestra tenacidad, vuestro coraje, vuestro valor!

El Führer ha respondido al Duce hoy mismo.

La respuesta del Führer no se ha hecho esperar:

Profundamente conmovido, el Gobierno del Reich, y con él todo el pueblo alemán, acaban de escuchar las palabras del Duce. En este histórico momento, toda Alemania se hace eco con jubiloso entusiasmo del pensamiento de Italia, de su decisión libre de ponerse al lado de Alemania en la batalla contra nuestros enemigos comunes: Gran Bretaña y Francia.

Los soldados alemanes e italianos marcharán ahora codo a codo y lucharán hasta que los gobernantes de Gran Bretaña y Francia estén dispuestos a respetar los derechos vitales de nuestros dos pueblos.

Sólo después de esta victoria de la joven Alemania Nacionalsocialista y la joven Italia Fascista será posible asegurar para nuestros pueblos un futuro próspero.

La fuerza inigualable de los pueblos alemán e italiano y la amistad inalterable de los grandes líderes Adolf Hitler y Benito Mussolini serán garantía de esta victoria.

El Duce con sus soldados.

Tres ejércitos italianos con 32 divisiones se despliegan ante la frontera alpina. Mussolini ordena no atacar, a la espera de que la invasión alemana alcance la retaguardia francesa.

En estos momentos Italia alinea al lado del Reich 750.000 soldados, entre ellos muchos veteranos de la Guerra Civil Española y la conquista de Abisinia, con unos 1.400 blindados, la mayoría tanquetas ligeras, 9.420 piezas de artillería y 860 cañones antiaéreos.

La Regia Aeronáutica dispone de unos 1.760 aparatos, de los cuales 600 son bombarderos Savoia Marchetti Sparviero, 200 bombarderos Cicogna, 143 cazas Fiat CR42 Falco y 156 cazas Macchi C200 Saetta.

Buques de guerra italianos.

La flamante Regia Marina es superada sólo por la Royal Navy. Tiene 6 acorazados, 23 cruceros pesados, 59 cruceros ligeros, 63 destructores y 116 sumergibles, la mayor armada submarina del mundo. Domina el Mediterráneo, y es con mucho lo mejor de las fuerzas armadas italianas.

Es lebe Benito Mussolini!
Es lebe Italien!

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