domingo, 9 de mayo de 2010

Memorándum de Fall Gelb - 09/05/1940.

Camaradas,

En Berlín, en la madrugada del día 10 de mayo, Ribbentrop ha entregado a los representantes diplomáticos alemanes en Bélgica y Holanda los memorandos elaborados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y que el Führer había dejado firmados desde el pasado 5 de mayo. Sendos documentos son prácticamente idénticos en su contenido:



Berlin, May 9, 1940


En esta situación, el Gobierno del Reich no puede, sin embargo, dudar por más tiempo que Bélgica y Holanda están resueltas no sólo a permitir el inminente ataque anglo-francés, sino a favorecerlo y que los acuerdos de los Estados Mayores de estos dos países con los Estados Mayores inglés y francés están diseñados exclusivamente para servir a este fin. El argumento que Bélgica y Holanda ha esgrimido de que este no es su propósito, sino que su propia indefensión les ha forzado a adoptar esta actitud hacia Inglaterra y Francia, no puede ser aceptado. Ante todo, porque no altera los hechos de la situación hacia el Reich.

En esta lucha por su existencia a la que Inglaterra y Francia han forzado al pueblo alemán, el Gobierno del Reich añade a este anuncia lo siguiente:

Las tropas alemanas no llegan como enemigas de los pueblos belga y holandés, dado que el Gobierno del Reich ni ha deseado ni elaborado este desarrollo de acontecimientos. La responsabilidad de ello recae en Inglaterra y Francia, que han preparado con todo detalle el ataque contra Alemania desde el territorio belga y holandés, y en los departamentos de Gobierno belga y holandés, que lo han permitido y favorecido.

El Gobierno del Reich declara que no tiene intención de interferir mediante estas medidas, ahora o en el futuro, en la soberanía de Bélgica y Holanda ni en las posesiones de estos países dentro o fuera de Europa.

Los Gobiernos Reales de Bélgica y Holanda, sin embargo, todavía hoy tienen a su alcance en este último momento, la posibilidad de asegurar el bienestar de sus pueblos, no oponiendo resistencia a las tropas alemanas. El Gobierno del Reich por lo tanto apela a estos dos Gobiernos que emitan sin retraso las órdenes necesarias en este sentido. Si las tropas alemanas hallan resistencia en Bélgica u Holanda, usarán todos los medios a su alcance para aplacarla. La responsabilidad de las consecuencias de estas acciones y por el derramamiento de sangre deberán ser achacadas exclusivamente a los Gobiernos Reales de Bélgica y Holanda.



Los diplomáticos alemanes en Luxemburgo, Bruselas y La Haya presentarán estos memorandos una vez iniciada la invasión. Al pequeño Ducado de Luxemburgo no se le culpa su actitud hostil hacia Alemania, sino que se le explica la necesidad de ocupar su territorio a la vista de las actuaciones de sus enemigos. Para cuando lo lean, ¡nuestros bombarderos ya estarán sobre sus cabezas!

Es lebe Deutschland!

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