domingo, 7 de marzo de 2010

Sumner Welles con Daladier - 07/03/1940.

Camaradas,

La misión diplomática que está llevando al Subsecretario de Estado Sumner Welles de gira por Europa para sondear la posibilidad de una paz negociada entre las potencias en conflicto, ha tenido hoy su siguiente parada. Así, tras sus entrevistas con el Duce en Roma y el Führer Berlín, Sumner Welles se ha reunido hoy en París con el Primer Ministro francés Edouard Daladier. Hasta nuestras manos ha llegado el documento original del señor Sumner Welles con el informe de la entrevista, de la cual rescataremos algunos fragmentos para que nuestros lectores vean lo bajo que el señor Daladier es capaz de caer con sus mentiras.

Nada más abandonar el Palacio del Eliseo me he dirigido inmediatamente al Ministerio de la Defensa Nacional donde he sido recibido por el Primer Ministro Daladier. Mi conversación con el señor Daladier ha durado algo menos de dos horas y ha sido muy franca y formal.

Cuando ha llegado el momento de discutir los objetivos de paz franceses, el señor Daladier ha dicho que obviamente ni Francia ni Inglaterra podían aprobar, desde el punto de vista político, ningún acuerdo de paz que no proporcione la restauración de una Polonia independiente y de la independencia del pueblo checoslovaco. Ha reconocido que según su propio juicio hay muchas razones a favor de que los pueblos alemanes de Europa central vivan bajo dominio alemán si es que así lo desean. La ciudad de Danzig es claramente una ciudad alemana y es igual de obvio que los alemanes de los Sudetes o del oeste de Polonia deberían tener la oportunidad de unirse al Reich si así lo desean. Esto, ha dicho, había sido el sido el punto de vista en el momento del Pacto de Munich.

El hipócrita Daladier dobla el espinazo ante el Duce y el Führer durante las reuniones de Munich.

Pero ha enfatizado el hecho de que no creyera en Munich, así como no lo cree ahora, que este único factor –la unidad de los pueblos alemanes de Europa central- sea lo que los alemanes desean realmente, mucho menos lo que sus líderes actuales desean. Me ha repetido cómo Hitler le dijo personalmente en Munich que los checos son un pueblo inferior y que Alemania nunca consentirá rebajar la pureza de la raza alemana incorporando Bohemia y Moravia a la Gran Alemania, y ahora por supuesto Hitler ha demostrado que las afirmaciones dadas en ese sentido eran mentiras articuladas con pleno conocimiento. Él cree que el gobierno alemán ha perseguido muy inteligentemente una política de dominio total sobre Europa y el Oriente Próximo. Él no está para nada seguro que las ambiciones últimas no vayan más allá. En cualquier caso, se ha alcanzado el punto en que Francia no puede someterse más a la clase de experiencias a que el régimen alemán actual está forzando a Europa a someterse y en consecuencia Francia debe luchar hasta que haya garantizado su propia seguridad.

Él sabe bien que las aseveraciones continuamente vertidas por Hiltler, que había renunciado para siempre a ninguna aspiración sobre Alsacia y Lorena, eran tan falsas como las afirmaciones que había dado anteriormente sobre Checoslovaquia, desde que tuvo la absoluta evidencia de que los agentes de propaganda alemana bien antes del estallido de la guerra habían intentado crear el mismo tipo de agitación emocional entre los pueblos de habla germana en Alsacia que el que había sido creado por los agentes alemanes en 1938 en los Sudetes. Él dice que incluso tiene documentos que demuestran que estos agentes alemanes fueron instruidos para seguir las mismas pautas que Konrad Henlein siguió en el caso de los Sudetes.

A la derecha, las ovejas blancas.  A la izquierda, las negras.

En esta fase le he interrumpido para preguntar, en referencia a la declaración del Primer Ministro según la cual cree que los pueblos alemanes de Europa Central tienen el derecho a unificarse, cuál es su punto de vista respecto a la actitud del pueblo austriaco en lo que respecta a la continua amalgamación con el Reich alemán. Yo le he dicho que a menudo se me ha comentado que la mayoría del pueblo austriaco prefiere unirse al Reich que esa especie de “inanición nacional” que han padecido durante los veinte años que han seguido a 1919.

El señor Daladier ha contestado que su opinión es que si se celebrara un plebiscito justo en Austria, una mayoría aplastante indicaría su deseo de separarse del Reich y posiblemente juntarse con otro país tal que Hungría , pero eso, desde el punto de vista de la política francesa en lo que respecta a una posible paz, Francia estaría de acuerdo en que Alemania dominase Austria si un plebiscito realmente imparcial mostrara que los austriacos así lo desean.

El Primer Ministro me ha dejado bien claro que él no cree que un ajuste político o territorial creara una dificultad insuperable en alcanzar la paz. Ha dejado igualmente claro que a pesar de lo que pueda decir en público, él no se negaría a negociar con el actual régimen alemán, pero siempre sobre una base fundamental y esencial, que Francia debe obtener una absoluta seguridad práctica, física que haga que sea imposible que se vuelva a ver involucrada en una guerra con Alemania. Le he preguntado cuáles son sus puntos de vista en lo concerniente a la maquinaria que debería crearse –maquinaria de carácter internacional- que permitiera tal seguridad física.

Sumner Welles: la preocupada vida de un diplomático.

El señor Daladier ha dicho que el problema real es que las fuerzas militares de las potencias en conflicto son equivalentes. Claramente el desarme es la única solución y claro, ¿cómo podrían Francia o Inglaterra dar ningún paso hacia el desarme a menos que tuvieran la certeza de que Alemania e Italia están haciendo lo mismo a la vez? ¿Cómo podría Francia tener ninguna confianza en el desarme que Alemania alegase estar llevando a cabo a la vista de la experiencia que Francia ha tenido en los años de la posguerra y en especial durante la última porción de dicho periodo? La misión militar francesa en Alemania del General Mollet era plenamente consciente de que cada vez que se destruían almacenes de armamento alemán, en otras partes de Alemania se construían en secreto los mismos o mayores depósitos de armamento. Ha dicho que parece como si sólo las potencias neutrales pudieran asegurar el desarme en Europa asumiendo ellos mismos la responsabilidad de asegurar que desarme se está llevando a cabo de hecho, y esto en el último término significa la posibilidad del empleo de la fuerza por parte de las potencias neutrales. Ninguna de las potencias neutrales europeas ha tenido ninguna fuerza militar, y hay claramente una sola potencia militar que tenga la fuerza militar para asumir dicha responsabilidad: los Estados Unidos.

He dicho que como él sabe esto es un campo de conjeturas fuera de la jurisdicción de mi misión, pero que siento que me arrepentiría si no le diera inmediatamente mi propia opinión personal acerca de este punto y que creo que soy completamente preciso al expresar los puntos de vista de mi Gobierno y del pueblo norteamericano cuando le digo que los Estados Unidos no asumirán ninguna responsabilidad de este tipo que implique la obligación potencial de emplear el poderío militar estadounidense en preservar la paz de Europa. He dicho que esa determinación por parte del pueblo norteamericano ha sido dejada clara una y otra vez en el curso de la historia de la política norteamericana durante los últimos veinte años.

Por otro lado, he dicho, pienso que es plausible el hecho de que si las potencias europeas acordasen una reducción de armamentos gradual y progresiva y desearan crear comisiones compuestas en parte por representantes neutrales para asegurar el fiel cumplimiento de los acuerdos de desarme que se alcancen, el Gobierno de los Estados Unidos en su deseo de una paz real y duradera en Europa y el mundo estaría de acuerdo en emplear a ciudadanos americanos con tal fin, pero siempre entendiendo que el servicio de ciudadanos norteamericanos en dicha tarea no implica en ningún sentido la obligación por parte de los Estados Unidos de velar por que las partes de dicho acuerdo se atengan a sus obligaciones.

El Führer charla distendidamente en Munich con Edouard Daladier, el falso.

El Primer Ministro ha vuelto entonces a su experiencia en Munich y a discutir sobre la personalidad de Hitler. Dice que durante las reuniones de Munich Hitler había sido intolerante e intolerable durante largos periodos de las discusiones y que repentinamente cambiaba por completo y se volvía de actitud moderada y reconciliadora. Ha hablado con gran aprecio de los esfuerzos de Mussolini de aquel tiempo y del hecho de que había sido Mussolini quien una y otra vez había traído a Hitler de vuelta a un punto de vista más razonable. Ha hablado con desprecio de Ribbentrop y con gran antipatía, pero de otro tipo, de Goering, aunque ha expresado la creencia de que la sustitución de Goering por Hirler no cambiaría en lo esencial el carácter actual del régimen en Alemania.

En fin, una reunión más que no nos lleva a ningún lado.  Hoy, como ayer, y siempre de acuerdo con la voluntad de Edouard Daladier, entre otros villanos, las bombas seguirán cayendo sobre el frente de batalla.
Es lebe Nationalsozialismus!

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